
El curso termina. Me llevo muchos anecdotas, fue divertido el ciclo de verano. No hablè, de Moneo y el Museo de la fundaciòn Joan Mirò. Me parece importante reflexionar sobre el lugar, sobre el entorno. No siempre el entorno beneficia el deseo de creaciòn que el arquitecto tiene, capaz este tiene que modificarse para encajar o lograr una armonìa con los alrededores, o simplemente centrarse en si mismo, preferir vistas interiores y hacia lo que guarda como tesoro.
En este caso, Mirò, es la principal atracciòn; sin dejar de lado la gran obra arquitectònica de Moneo, que creo es otra pieza de la colecciòn. Forma irregular, con sentido, pisos hundidos para crear efectos de aislamiento, cerrado hacia adentro, para creas pequeñas visuales hacia jardines que entregan luz y vida, y espejos de agua, que reflejan los rayos del sol creando texturas. Consigue enfocar o manejar la luz atravez de un persianado, que crea un contacto interior-exterior controlado y especial. El arquitecto usò Onix para iluminar tenuemente ciertas salas, que te introducen en un mundo del surrealismo y que logran justamente, que nos olvidemos del entorno no favorable y que gozemos de las emociones que trasmite los espacios y las obras del gran maestro.
Una joya en Mallorca. Seguro Mirò, mirò lujosamente su casa de reposo eterno.
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